Ambassadrice Norma Mabel DOMENCHICH * Argentina Se acercan las Navidades y desde aquí, desde este sur de nuestro hermoso planeta, desde la ciudad de La Plata, en Argentina, la ciudad que llamamos de las diagonales y que ahora se despide de la primavera envuelta en el aroma de sus tilos, les mando un abrazo muy afectuoso, deseando que el espíritu navideño que habla de amor, que habla de paz, de solidaridad, de compartir; nos envuelva como una brisa suave que abra nuestros corazones. para que, realmente, podamos encontrarnos y reencontrarnos en la mirada del otro, de ese prójimo-próximo que a veces por estar tan cerca, no podemos ver. Y luego llega el año nuevo, momento en el que solemos hacer un balance, personal, un balance de lo que pasó en nuestro país, de lo que pasó en el mundo. Creo que a partir de este balance tenemos que proponernos aportar nuestro granito de arena para que este mundo sea más justo, aunque sea un puñado de poderosos el que tiene la gran montaña. Somos muchos y nuestro granito tiene que servir para construir justicia y paz, para estar junto a los que más necesitan; a los que están perdiendo su tierra, su país y deben huir de hambrunas y guerras; para estar con los niños víctimas de la injusticia y la pobreza, para estar con todos los que hoy están necesitando que les tendamos las manos. Cada año nuevo me gusta regalarme una palabra y proponerme hacerla realidad. Este año también se las regalo a ustedes: Es solidaridad, es dejar un poco de lado nuestras frivolidades (que todos las tenemos) para ser más solidarios. Para mí es un gran honor formar parte del Círculo Universal de embajadores de la Paz. Espero conocerlos pronto y que este abrazo enorme, enorme, enorme sobrevuele mares y cielos para llegar a cada uno de ustedes, con todo mi cariño.